Oda al objeto cotidiano
¿No os pasa que le tenéis cariño a ciertos objetos? Objetos que os hacen revivir ciertas emociones, recordar momentos o experimentar ciertas sensaciones porque lo asocias a ciertos valores.
Os voy a contar cuatro de los objetos con los que siento algo así:
-Mi taza del té matutino, porque está hecha a mano por una artesana que me transmite paz y hogar y es justo lo que siento al desayunar en esa taza.
-También mi libreta de journaling, porque la compré en una papelería que me parece mágica y me transporta a mi niñez, donde ser tu mismo es algo innato. Me es más fácil escribir en esa libreta, me siento más conectada con mi niña interior y con mi 'yo' puro.
-Mi MacBook para trabajar, me hace sentirme más productiva y que todo sea más rápido y sencillo. Quizás es por el diseño, por el software, por los colores que tiene (oro rosa y negro) o quizás me lo hacen sentir los valores de Apple.
-El collar que llevo puesto. A veces es Medusa, a veces es Aracne, otras Escarlata. Para resumiros lo que me hace sentir: la consciencia de mi propia evolución, mi valentía, mi creatividad y que si puedes imaginarlo siempre hay una manera de conseguirlo. Todo un viaje.
Lo mejor del collar que llevo puesto es vérselo puesto a otras personas, y ver que he sido capaz de que empaticen con lo que yo siento, y que ellas sientan lo mismo. No tiene precio.
Comprar objetos tiene precio, pero que te hagan sentir emociones no lo tiene.
No es ser superficial ni materialista. Hay que agradecer al objeto cotidiano, porque nos permite beber té, expresarnos en un folio en blanco, trabajar e incluso tomar consciencia de quienes somos y de nuestro viaje.
Os invito a que toméis un par de minutos para tomar consciencia y agradecer esos objetos que os hacen vibrar desde donde os gusta vibrar.
Abrazo,
Glo.